La variedad de platillos, que van desde los más
sencillos hasta los más elaborados, son ricos como su folklore, tradiciones y
costumbres. Es el resultado de un proceso en el que se conjuntan ingredientes y
experiencias de diversas etapas históricas de la entidad. Es una gastronomía
sazonada y enriquecida por el tiempo.
Dentro de los platillos clásicos de gran influencia prehispánica, destacan gran variedad de moles, como el negro, el amarillo, el coloradito y el verde. El estofado y Chichilo, también los tamales oaxaqueños, las guías de calabaza, las tlayudas, los chapulines, las memelitas y los guajes.
La aportación hispánica originó platillos como la cecina enchilada, el tasajo, el quesillo y el queso fresco. Y para acompañar esta experiencia gastronómica están: el mezcal, bebida representativa de la entidad y las típicas aguas frescas de chía, jiotilla, horchata, chilacayota, tuna y el tejate.
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